La calefacción convencional – La recirculación del aire
En la calefacción convencional con caldera se calienta primero el agua, una vez llegado al radiador a por medio de las tuberías calienta el aire que le rodea. Este aire caliente asciende y empuja hacia abajo el aire frío en el lado opuesto de la habitación el cual, pasando por el suelo, llega de nuevo al radiador. Ahora el aire se mueve en forma circular continuamente sin parar.
Actualmente todos conocemos los famosos radiadores Calor Azul, según sus fabricantes potentes radiadores de bajo consumo y ahorro pero la forma de transmisión es la misma.
Desventajas de la calefacción convencional:
- Recirculación continua del aire y polvo.
- Continuas pérdidas de calor en las tuberías de agua caliente.
- Gradientes de temperatura, pies fríos y sensación de calor a la altura de cabeza
- El aire más caliente no llega alcanzar a las esquinas y por tanto se acumula humedad en ellas.
- Las paredes no se calientan y éstas continuan desprender frío hacía el interior. El frío penetra en el interior del edificio.
Los radiadores por infrarrojos – Como el calor del Sol
Una manguera de agua expuesta al sol se calienta más rápido que el aire que lo rodea. ¿Y cómo es posible? Objetos que están expuestos a la radiación del sol son capaces de absorber el calor de manera mucho más efectiva que el aire.
Así también funcionan los radiadores por infrarrojos, ellos se ocupan de la función del sol en nuestro hogar y calientan primero las paredes y muebles, pero no el aire. De esta forma recibimos la sensación del calor dos veces, de forma directa por la radiación de ondas térmicas y de forma indirecta por el reflejo de las mismas en paredes y los muebles. El calentamiento del aire pues será un efecto secundario por el contacto con las superficies que siempre se mantienen un poquito más calientes que el aire. Esta circunstancia es la que acaba con la humedad por condensación en las paredes.
Ventajas de los radiadores por infrarrojos:
- Paredes secas, más agradables que reflejan el calor desde el primer momento y nunca más conservan la humedad en su interior.
- Las paredes sin humedad aislan mucho mejor y el frio no penetra hacia el interior, ya que a mayor humedad va mayor conductividad térmica.
- Agradable sensación de calor y bienestar a pesar de temperaturas ambiente más bajas, bienvenido al ahorro de verdad.
- El calor se distribuye de forma uniforme en todo el espacio y en poco tiempo empieza a sentir una sensación muy agradable. Casi ya no habrá estratificación.
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Son más saludables para personas con alergias.
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Ayudan a reducir el consumo eléctrico en el hogar.
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Ahorro del 7% por cada grado centígrado menos en el aire.